 
    Sí, te puedo golpear hasta que te desmayes
y luego un poco más.
Te puedo arrastrar del pelo hasta la calle
y tú puedes gritar.
Y me puedes suplicar
y rezar para que pare,
pero la verdad 
no creo que esta sea tu tarde.
Como lo podría explicar,
a veces sale mal, a veces.
Sí, cuchillas de afeitar clavadas en tu carne,
te puedo torturar.
Me sentaré a mirar hasta que te desangres 
y tú puedes gritar.
Y yo te podré sacar 
del lugar en el que estamos
y las lágrimas
que ya no sirven para nada.
Como lo podría explicar
a veces sale mal, 
a veces sale mal.
Y no querrás haber venido,
y no querrás haberme conocido, jamás.